La foto de Pepe Mujica de
vacaciones con su esposa que la rompe en las redes sociales (The Clinic Online 15 Enero, 2013)
Intro:
Hace poco tiempo atrás Jovino Novoa, senador
chileno y representante del ala católica más conservadora de la derecha del país,
afirmó a un medio local que “se ha demonizado la desigualdad” social, y que no
hay nada malo en que haya personas que ganen mucho, sino que el problema es que
hay personas que ganan muy poco (¿?).
Comentario:
La vida siempre nos da sorpresas decía la gran Celia
Cruz y, la mayor parte de las veces nos decepcionamos. Pero hasta que eso no
suceda, José Mujica, presidente de la República Oriental del Uruguay es y
seguirá siendo un ídolo. Mujica rompió con el paradigma de la trilogía poder – estatus
– dinero. Así como pudiera decir un oligarca de la talla de Novoa: “yo gano lo
que gano porque me lo merezco, sea senador, empresario o presidente”, no es
menos cierto que Mujica demuestra con hechos que el poder no implica dinero y
que el estatus no lo da la condición monetaria. ¿O acaso alguien dudaría que
Mujica no tiene poder, o que no tiene estatus? Mujica es un presidente, hace
discursos en la ONU, de sus decisiones depende la vida de millones de personas;
podría convencer a su país de ir a una guerra, de ganarla o de rendirse;
conversa simétricamente con cualquier líder mundial; “la rompe” en las redes
sociales. Pero hay algo que Mujica no tiene: dinero. Por opción, es cierto,
continúa con su vida medianamente humilde entre los humildes, aunque no pobre,
porque no lo es.
Entonces, Mujica adviene como una suerte de antistablishment,
es el antiparadigmático por excelencia. Es el que le demuestra a todos los
Novoa del mundo que no existe el determinismo social cuando el hombre toma el
control de su vida y es capaz de superar sus egoísmos, vanidades y deseos, tan
culturalmente internalizados –no genéticamente heredados-; cuando pone en
práctica el ágape, ese amor por los demás encarnado en el quantum de todo aquello
a que se es capaz de renunciar por ver a tu prójimo encumbrarse siempre un poco
más.
Por eso destaco en estas breves palabras al
humanista de verdad y rechazo al animal social de Novoa; porque al menos en Chile nunca
se ha visto después de San Alberto Hurtado a un cristiano –de cualquier orden-
practicando el “dar hasta que duela”. Pero si vamos hoy a dar un paseo por
Uruguay, atención que lo podríamos encontrar.
¡Grande Presidente Pepe Mujica!
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